Foto: de fuentes abiertas
Los productos lácteos siempre han sido nuestros aliados de confianza para mantener nuestra salud
Los superhéroes entre los productos lácteos de nuestra nevera son el yogur y el requesón. Estos productos son ricos en proteínas, calcio y vitaminas, pero tratemos de entender si uno es más sano que el otro.
Los productos lácteos siempre han sido nuestros aliados de confianza para mantener la salud. En los últimos años, el yogur y el requesón se han hecho especialmente populares en el Olimpo culinario; se eligen tanto para el desayuno como para la merienda o una cena saludable. Pero si el queso fresco o el yogur griego con cultivos vivos es en realidad más sano, dice Martha Stewart.
Proteína
El queso es una auténtica fuente de proteínas de alta calidad, perfecta para un desayuno o tentempié rápido. Una ración media contiene entre 12 y 15 g de proteínas.
El yogur tampoco se queda atrás, especialmente el griego, ya que gracias al proceso de decantación contiene más proteínas y menos azúcar que el yogur normal. Aporta los nueve aminoácidos esenciales y su contenido en proteínas puede oscilar entre 10 g y 17 g por ración.
Vitaminas y minerales
Ambos alimentos son ricos en calcio, potasio y vitamina B12, pero el yogur griego tiene una ligera ventaja en magnesio y bajo contenido en sodio. Una ración de queso tiene casi nueve veces más sodio que el yogur griego, por lo que merece la pena vigilar esta cifra, sobre todo si controlas tu consumo de sal.
Probióticos
El yogur siempre está fermentado y contiene cultivos vivos que favorecen la salud intestinal. El queso puede ser fermentado, pero no todas las marcas garantizan probióticos. Así que si los beneficios digestivos son importantes para usted, busque la etiqueta «cultivos vivos» o cepas probióticas específicas en el envase.
Grasas
El requesón graso tiene una textura cremosa y un sabor rico, el requesón bajo en grasa es más seco y agrio. Lo mismo ocurre con el yogur; el yogur desnatado es espeso y delicado, el yogur desnatado es más líquido y ácido. La elección depende de tus objetivos: las opciones bajas en grasa son adecuadas para una alimentación cardiosaludable o la pérdida de peso, las grasas para un aporte extra de energía, los deportistas o quienes necesitan más calorías.
No tienes por qué elegir sólo una cosa: el requesón y el yogur complementan perfectamente la dieta. Por ejemplo, pueden alternarse en los desayunos o mezclarse con bayas, frutos secos y canela.
El yogur aporta cremosidad a salsas, adobos y batidos, y hace que los productos horneados queden más tiernos y jugosos. El yogur también es versátil: puede añadirse a batidos, tortitas proteicas, tortillas, pasta y salsas. Es una forma estupenda de dar ternura a un plato y aumentar al mismo tiempo su valor proteínico.
El yogur griego gana en proteínas, probióticos y bajo contenido en sodio, pero el requesón no se queda atrás y sigue siendo una fuente de proteínas práctica y sabrosa. Ambos deberían estar en tu dieta, así que elige según tus gustos, necesidades y objetivos.
